octubre 17, 2009

El insospechado éxito

1 de cada 5 estudiantes en los Estados Unidos son inmigrantes o hijos de inmigrantes. Podría suponerse que estos estudiantes tienen un bajo rendimiento, que repiten años escolares y que representan un problema para las escuelas. Sin embargo, los estudios que se han hecho al respecto demuestran lo contrario: el desempeño académico, la salud y la disciplina de los estudiantes inmigrados, o los hijos de estos, es superior al de los inmigrantes de tercera generación.
A este fenómeno se le ha llamado “La paradoja de la inmigración.”
Recientemente en la Universidad de Brown se realizó un congreso para examinar este fenómeno. A pesar de las desventajas que enfrentan, por lo general, los recientemente inmigrados -una cultura diferente, insuficientes recursos económicos y conocimiento limitado del inglés- logran navegar el sistema educativo con un mayor éxito. Los académicos se preguntan qué características permiten que esto suceda ¿Qué fortalezas poseen las familias inmigrantes? Los hijos de inmigrantes tienen por ejemplo un mejor record de asistencia y aunque su conocimiento del inglés tiene grandes deficiencias cumplen con las tareas. Se explora la posibilidad de que la ética del trabajo, el optimismo, las familias unidas y las habilidades bilingües sean los factores que están detrás del insospechado éxito.
Lo que se busca al estudiar “La paradoja de la inmigración” es el entender los mecanismos que permiten que estos estudiantes tengan éxito, para así poder repetirlas en las siguientes generaciones.
También sería posible que las lecciones aprendidas sean utilizadas para mejorar el sistema de educación en general y proteger a las minorías que están fallando dentro del sistema educativo actual.
Anteriormente se pensaba que en cuanto más se asimilaran los individuos a la cultura norteamericana mejor desempeño tendrían y sin embargo la evidencia nos dice lo contrario. Aquellos estudiantes que vienen de familias y comunidades con apego a su cultura y que celebran las diferencias étnicas tienen un mayor éxito.
En los barrios chinos de Los Ángeles, los programas vespertinos de cultura china son responsables en parte del éxito de estos estudiantes. No solo aprenden a escribir y leer en las tardes el idioma de sus padres sino que también se revisan las lecciones escolares. Es ahí que encuentran un apoyo para los estudios. En la conferencia se sugirió la creación de programas similares en otras comunidades.
Es realmente interesante leer sobre esta paradoja y ver que muchas veces nuestras teorías sobre el mundo pueden tener grandes fallas. Es una maravilla que estudios longitudinales, como los que se discutieron en la conferencia, nos permitan aprender sobre temas como éstos, y nos proporcionen la evidencia necesaria para repensar y poder tomar acciones con resultados positivos. El mantener el espíritu del inmigrante parece que será uno de los factores en la mejora del sistema educativo estadounidense y no la ciega asimilación a la cultura norteamericana, como se pensó en algún momento.

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